2021: ¿Volvemos a la normalidad o avanzamos rápido?
Monthly House View - Enero 2021 - Descargar aquí
“La ciencia no sabe de países”, Louis Pasteur
En el momento de cerrar 2020, un año de extremos (pandemia sin precedentes, recesiones de récord, respuesta inaudita de la política económica, repuntes espectaculares de las acciones), puede que nos preguntemos qué nos aguarda. ¿Veremos en 2021 un retorno a algún tipo de normalidad?
Desde el punto de vista político y sanitario, no hay duda: un nuevo presidente en Estados Unidos que vuelva a una retórica más habitual y a unas relaciones más clásicas con otros países; y la esperanza de que las campañas de vacunación pongan fin a la sucesión de fases de confinamiento/desconfinamiento. La carrera contra la pandemia habrá llevado vacunas al mercado en un tiempo récord.
Las tendencias sociales cuentan otra historia y sorprende observar cómo las dos oleadas de confinamientos de 2020 dieron lugar a reacciones diametralmente opuestas. El confinamiento de primavera materializó una brecha en nuestra vida cotidiana y dio lugar a la idea un tanto ingenua de un "nuevo mundo" (menos consumismo, más atención a la salud y respeto por el medio ambiente). Por el contrario, el confinamiento de otoño mostró hasta qué punto deseaba la gente más que nunca volver al mundo anterior, simbolizado por deseos simples, como volver a viajar, salir, reunirse e ir de compras. La idea de una vida digital puede haber llegado a su límite. Al mismo tiempo, la esperanza nacida del éxito de los ensayos de la vacuna este otoño ha dado lugar a un sobrerrendimiento de las acciones vinculadas a la economía real en comparación con las del mundo digital.
La lucha contra el calentamiento global es, sin duda, el área donde no hay opción de volver al pasado. La sostenibilidad de nuestros modelos de crecimiento es la cuestión central para superar la crisis; los Gobiernos han decidido actuar al respecto y están dando la espalda a la austeridad fiscal. De hecho, la transición energética es uno de los únicos ámbitos en los que pueden endeudarse las generaciones actuales y futuras.
Algo nuevo surge en este frente: la convergencia de las prioridades medioambientales de Estados Unidos, Europa y China. De hecho, la América de Biden tiene como objetivo volver al Acuerdo de París y realizar importantes inversiones para transformar el modelo energético de EE. UU. Por su parte, China, que ya es el principal emisor de CO2 del mundo, se ha fijado un objetivo de neutralidad de carbono para 2060.
Tampoco hay vuelta atrás para Europa. La historia de la construcción europea demuestra que esta ha avanzado espe-cialmente en épocas de crisis política o económica, tanto por necesidad como por una clara conciencia de urgencia. La crisis de la década anterior zanjó el debate monetario y garantizó la sostenibilidad de la zona euro. Esta pandemia no ha sido ninguna excepción y también ha supuesto un catalizador para un avance sin precedentes en la solidaridad presupuestaria europea.
El gran consenso en torno a la idea de una respuesta fiscal firme y prolongada también contrasta con el consenso ideológico en torno a la austeridad fiscal que prevaleció durante la crisis de la deuda soberana de la zona euro. Este nuevo consenso, menos comedido, refleja una respuesta pragmática a las emergencias sanitarias, económicas y sociales que, en un contexto de tipos de interés reducidos, permite la financiación. Sin embargo, como aspecto más fundamental, lo que está en juego es la estabilidad de los Gobiernos y la supervivencia de las democracias frente al crecimiento de las desigualdades y las tensiones sociales, que ya era fuerte antes de la pandemia y que no ha hecho más que agravarse. También en este caso, el futuro dirá si hemos adoptado una visión demasiado ingenua de la sostenibilidad de nuestros crecientes volúmenes de deuda, lo que plantea la cuestión del valor de las monedas. Tal vez esto se refleje en el aumento de récord del oro y del bitcoin este año.
Monthly House View, 18/12/2020 - Extracto del Editorial
23 diciembre 2020