V.I.S.A.: ¿Un nuevo régimen de mercado?
Monthly House View -Marzo 2021 - Descargar aquí
Teniendo en cuenta los excelentes resultados empresariales del cuarto trimestre que se han presentado en las últimas semanas, la euforia de los mercados de renta variable a principios de año no requiere, en teoría, mucha explicación. Sin embargo, parece que estos días los mercados financieros en general se rigen por otros factores. Nosotros lo llamamos el síndrome V.I.S.A.:
Vacunas/Inflación/Estímulos/Política Acomodaticia:
- Vacunas: las campañas de vacunación avanzan a ritmos diferentes y, en este momento, es lo que impulsa las perspectivas de crecimiento para 2021. Estados Unidos y Reino Unido llevan una clara ventaja, mientras que la zona euro se está quedando atrás.
- Inflación: en pocos meses, los inversores han pasado de temer una recesión a temer un repunte de la inflación, lo que ha provocado la subida de los rendimientos a largo plazo. El riesgo es que es probable que hayan exagerado: al fin y al cabo, más allá de los efectos de base a corto plazo, que ya habíamos previsto, el desempleo sigue siendo elevado y las presiones deflacionistas de la década anterior continúan vigentes; sin embargo, un nuevo equilibrio de la política económica podría marcar la diferencia.
- Estímulos: cada vez es más probable que se llegue a un acuerdo sobre un paquete masivo de estímulos fiscales en EE. UU., en una economía que ya está repuntando y que va a superar el reto de la vacunación antes de mediados de año, lo que está provocando tanto un aumento de las expectativas de crecimiento como el temor a que el apoyo fiscal sea excesivo.
- Política Acomodaticia: nos encontramos en una situación inusual, con un repunte muy rápido de la economía estadounidense, a pesar de que la Reserva Federal (Fed) pretende mantener su postura acomodaticia hasta 2023. Por lo tanto, la verdadera inquietud de los mercados es que la recuperación se convierta en un sobrecalentamiento y lleve a la Fed a abandonar su política de tipos cero.
Detrás de este acrónimo puede esconderse un cambio de régimen o, al menos, un nuevo equilibrio impulsado por la política económica más procíclica jamás observada en una economía estadounidense, cuya previsión de crecimiento ya se sitúa en el 6% este año. Por último, en este momento es imposible afirmar si esta recuperación conducirá a una aceleración más rápida y sostenible de los salarios y la inflación. Sin embargo, sí hay algo cierto: una recuperación más fuerte debería traducirse en un rápido descenso del desempleo, lo que podría volver a plantear la cuestión de si la Fed normalizará los tipos a corto plazo. Por el momento, la autoridad monetaria ha descartado esta posibilidad.
Por lo tanto, la cuestión que los economistas se plantean ahora es cómo evaluar los riesgos que puedan derivarse del apoyo fiscal que todo el mundo pide, pero cuyos efectos positivos a corto plazo sobre el crecimiento podrían verse compensados al final por la normalización monetaria.
Los tipos a largo plazo no esperaron a la Fed ni a la respuesta de los economistas y su pendiente empezó a aumentar de nuevo el verano pasado, lo cual nos lleva a dos descubrimientos. El primero es más un recordatorio doloroso que un auténtico descubrimiento: la Fed no lo controla todo y mucho menos los tipos a 10 años. La segunda es que los tipos a largo plazo no solo reflejan las expectativas de inflación (que podrían estabilizarse), sino también la fortaleza de la recuperación (que se ve impulsada por el estímulo).
Esta situación genera una ecuación compleja para los inversores: ¿mantenemos los bonos que están empezando a estabilizarse o los vendemos para comprar acciones más volátiles, algunas de las cuales no son inmunes a las subidas de los tipos de interés? ¿Todavía estamos a tiempo de cubrirnos o hay estilos de renta variable que se benefician de este entorno de reflación?
Monthly House View, 19/02/2021 - Extracto del Editorial
23 febrero 2021