Elecciones en EE. UU.: ¿El motor del mercado del fin de año?

07 septiembre 2020

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Después de un verano relativamente tranquilo, caracterizado por sorpresas positivas en los resultados del segundo trimestre, ¿qué debemos esperar de los mercados para el final del año? Estamos en medio de una rotación de los factores impulsores del mercado, un proceso que sigue evolucionando. Tras un repunte en primavera orquestado por los bancos centrales y el ímpetu macroeconómico, y un verano animado por unos datos bottom-up más sólidos de lo previsto, este otoño debería verse impulsado principalmente por las perspectivas políticas en Estados Unidos y el ritmo del repunte macroeconómico en el segundo semestre del año (tras unas encuestas de actividad algo decepcionantes y unas cifras del PIB del segundo trimestre peores de lo esperado).

Los mercados bursátiles estadounidenses han vuelto a sus máximos históricos, en particular, los gigantes tecnológicos, que han confirmado su condición de ganadores en el nuevo entorno y han aumentado aún más su control sobre la economía mundial. La mayor parte de la actividad del verano dentro de la renta variable estadounidense se concentra en estos líderes tecnológicos. El término "crecimiento secular" es ahora más preciso que nunca a la hora de describir el modelo de negocio de las empresas que se caracterizan por un crecimiento aparentemente inmune a los baches cíclicos. Sin embargo, esto no significa que estén protegidos de los desafíos que sufren las empresas tradicionales; solo hay que mirar los elevados márgenes operativos de las FAANG* para ver que estas empresas también se enfrentan a problemas relacionados con los costes. Por regla general, se considera que el único riesgo que podría poner en duda su liderazgo sería la escisión de estas empresas provocada por la normativa antimonopolio. Sin embargo, habría que preguntarse cómo: es más fácil desmantelar un conglomerado que un poderoso algoritmo. Además, las recientes reglamentaciones sobre protección de datos podrían actuar como barrera de entrada que proteja precisamente la posición de mercado de estos líderes.

Este asunto se discutirá durante la campaña presidencial, que tendrá su pistoletazo de salida este mes, después de la convención republicana de Charlotte. Todos hemos aprendido a ser más humildes a la hora de interpretar las encuestas y elaborar pronósticos, pero aun así debemos intentar prever las implicaciones que cada panorama posible pueda tener sobre el mercado, teniendo en cuenta que las estrategias de cobertura implementadas antes de las elecciones se venden justo después y, por lo habitual, generan el resultado opuesto. En ese frente, los mercados financieros nos están enviando señales un tanto contradictorias: mientras que los operadores de divisas parecen descontar ya una victoria de Biden con una potencial mayoría en el Senado (lo que, por lo tanto, pesaría sobre el dólar), los mercados bursátiles no están posicionados para un panorama en el que la nueva Administración de Biden disponga de margen suficiente para aplicar su programa y aumentar tanto los impuestos a las empresas como los salarios mínimos. Los inversores deben pensar a más largo plazo que los políticos, aunque puede que estas elecciones supongan un cambio radical para los mercados, desde el dólar y el oro hasta la renta variable y la deuda pública.

Se acerca el momento de la verdad y hay que recordar que la política no es un mundo de racionalidad económica, sino de psicología y percepción. El carácter tan particular de estas elecciones no puede sino aumentar el riesgo de que haya sorpresas en un país en el que el último resultado electoral fue decidido por 10.000 votantes de Michigan (dos candidatos de más de 74 años de edad, un presidente muy inusual que lleva a la polarización frente a un liberal veterano que adopta propuestas más radicales, una previsión de aumento de la participación, pero si la proporción de votos por correo es más elevada podría desencadenar que se rechacen muchos de ellos). Por lo tanto, la presidencia de Biden aún no está garantizada.

* FAANG es el acrónimo que se refiere a las acciones de cinco prominentes compañías tecnológicas estadounidenses: Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Alphabet (anteriormente conocida como Google).

 

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Monthly House View, 27/08/2020 - Extracto del Editorial

07 septiembre 2020

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